Marcela Bautista Grimaldo

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Se dice que una de las “bondades” de la actividad turística consiste en su contribución al fortalecimiento de la economía local y la cultura, sin embargo, esta no se aprovecha de manera adecuada, incluso, en muchas ocasiones ni siquiera se considera.

Visualicemos: en el negocio del turismo, no podemos empacar los productos y llevarlos al “mercado” o al consumidor, sino, éste es quien tiene que ir hasta “el sitio de producción” para consumirlo, es entonces que se generan oportunidades de diversos tipos:

  • El visitante consume lo que tiene a disposición para satisfacer sus necesidades primarias, de descanso y recreacionales, pero ¿Qué le ofrecemos: productos locales o de fuera; basados en nuestra identidad o ajenos a ella?, ¿A quiénes elegimos como proveedores? Tenemos que ocuparnos más en dirigir estas oportunidades de negocio a nuestras comunidades, jóvenes y mujeres que demandan oportunidades de desarrollo, desde el sector turístico pueden apoyarse emprendimientos fungiendo como puntos de venta.
  • El visitante es susceptible de ser educado y de adaptarse a los cambios necesarios, por ello la común frase de: “al pueblo que fueres, haz lo que vieres”… pero, ¿Qué le enseñamos a nuestros visitantes, a valorar lo que nosotros somos, a respetar la naturaleza y aprender de ella, o a qué le estamos dando más valor?

Si lo pensamos bien, y se trabaja en la lógica de la cadena de valor, podemos enriquecer la experiencia de los visitantes al ponerle a disposición productos diferenciados, propios de cada región o destino, esta diversidad puede dar oportunidad al descubrimiento del mismo territorio a través de nuevas formas de apreciación. Y, si a esta fórmula (si la podemos llamar así) le adicionamos la característica de una producción limpia, sustentable, amigable con la biodiversidad, estaremos logrando varias cosas de manera simultánea además de las meramente económicas:

  • Estaremos colaborando en permear elementos de educación ambiental en la cultura colectiva, y contribuyendo a fortalecer la conciencia para mantener un entorno más saludable para las poblaciones locales;
  • Estaremos generando oportunidades de empleo y negocio para las poblaciones locales y grupos que merecen atención especial como jóvenes y mujeres para insertarse en los mercados con sus saberes tradicionales o las habilidades que poseen.
  • Ayudaremos a aperturar mercados para esos productores locales que cuentan con una inversión, un trabajo andado, un buen producto y no tienen mercado.

Podemos hacer que el turismo funcione mejor. Más allá de los indicadores de rentabilidad, trabajemos por la sustentabilidad, hagamos que esos atributos de desarrollo y beneficios locales del turismo, sean una realidad.

Sobre Marcela Bautista Grimaldo

Licenciada en Turismo con especialidad en planeación y desarrollo, egresada del Instituto Politécnico Nacional, tiene más de 20 años trabajando en el sector del turismo de naturaleza, formulando proyectos, planes de negocio y otorgando consultorías y capacitación en distintos Estados de la República Mexicana, trabajando casi siempre para comunidades indígenas y rurales.

Actualmente dirige su propia empresa de turismo, la cual participa en el marco del PSPSB como Grupo Técnico Local, forma parte de la Red Nacional de Mujeres Rurales y es presidenta del Grupo de Acción Local para el desarrollo territorial de la región de la Selva en el Estado de Chiapas.

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